28/8/08

-.Colección lugares de misterio.-Lavadero de Fuente de la Peña (leyenda)


Un arriero que una noche regresaba con su recua de Los Villares, al pasar por la Fuente de la Peña le pareció oír los sollozos de un niño. En la Fuente de la Peña, muy cerca ya de la entrada sur de la capital, había (aún queda el edificio), un lavadero, donde las mujeres iban a lavar la ropa. Tal vez pensó el arriero que se trataba del hijo de alguna de aquellas lavanderas que se había perdido.

En la oscuridad buscó el origen de los sollozos y, sí, era un niño de unos dos o tres años. Lo tomó en brazos y procuró tranquilizarlo. Cuando cesó de llorar, lo colocó en la mula de atrás y continuó su camino hacia la capital.

Ya entrando en el barrio de San Felipe, un poco antes de llegar a la Glorieta, el arriero empezó a notar que las mulas iban tornando su paso en fatigoso. Parecía como si un peso muy grande las lastrara. El arriero se extrañó y cuando volvió la cabeza para ver qué pasaba en la recua, se encontró con que el niño se había convertido en un ser enorme y monstruoso, una criatura de rostro terrible y enormes dientes, que con cierta sorna, le preguntó:

-¿Tienes dientes como yo?

El arriero que pese a ser un hombre hecho y derecho, descabalgó de un salto y, sin ocuparse de sus mulas que se desperdigaron por calles y caminos, salió corriendo al tiempo que se santiguaba.

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