20/8/08

El triángulo de los suicidios

Las Lastras es un cortijal de unas 34 viviendas que se encuentra enclavado dentro de lo que se conoce como el “triángulo maldito de los suicidios” y cuyos vértices se encuentran en los pueblos de Alcalá la Real, Priego de Córdoba e Iznajar. El primero pertenece a la provincia de Jaén aunque apenas dista 50 km de Granada, y los dos últimos, a la provincia de Córdoba. Este extraño triángulo tiene el desgraciado récord de ser una de las zonas con más suicidios de toda España.

Nuestra primera cita fue con Antonio Jiménez, sepulturero del camposanto de Priego de Córdoba, quien con voz temblorosa nos dijo: “Hay un triángulo maldito en esta zona, está claro. Eso lo llevo escuchando desde que era un niño y ahora tengo 61 años. No se por qué será, pero está claro que algo raro pasa. Hace unos años yo también estuve a punto de hacerlo. Me metí dentro de un nicho con una escopeta llorando. Gracias a Dios ya pasó todo. Yo entierro todos los años a unas diez personas que se han colgado o se han pegado un tiro. Sin ir más lejos, la semana pasada enterré al último, un viejo que se colgó. Pero no sólo viejos se cuelgan ¡eh!, también lo hacen personas de 30 años y hombres igual que mujeres”.

El mismo Antonio, un hombre curtido por el aire de la serranía, nos contó un caso estremecedor: “Hará 30 años llegó al cementerio un hombre de mediana edad y, como tantos otros, llevó flores a las tumbas de sus familiares. El antiguo capellán de la zona le preguntó si se encontraba bien, puesto que hacía mucho frío y llevaba allí unas horas ‘hablando’ con sus difuntos. El extraño personaje le contestó que se estaba despidiendo.

El capellán le dejó estar y se fue a atender a otras personas que se encontraban en el camposanto, no sin antes escuchar una frase del individuo que, dirigida a las tumbas, decía: ‘¡Ahora nos vemos. Ya voy!’. Al cabo de unos diez minutos se escuchó un disparo. Encontraron al hombre tendido en la losa de mármol con un tiro en la cabeza. El suicida había puesto instantes antes su chaqueta a modo de almohada y había depositado una cubeta bajo la cañería de la losa para recoger la sangre. Después se tumbó, introdujo la pistola en su boca y se disparó.

No murió en el acto. Falleció días después en el hospital. Quienes fueron a visitarlo mencionaron que el extraño personaje les había citado al día siguiente mediante una carta para que acudieran a su entierro, puesto que se iba a matar”.

2 comentarios:

rosi amaro dijo...

Madre mia que cosas pasannnn. Se me pone el pelo de punta. Sigue con tus misterios me encantan. Un beso.

Alba dijo...

JÉ yo vivo en Priego de Córdoba, y mientras que no sea yo quien se suicide no me importa que los demás lo hagan... quizás soy demasiado mala jajajajaja!!